Un poquito de aquí, otro de allá y ya tenemos el nudo en
el estomago, la lagrima en la garganta,
un vacio en los ojos y el mundo en pedazos por los pies.
Es que no dan uno, sin tres…. No pasa nada, pero pesa
todo, como si la alegre rutina se hubiese convertido en una cadena que te atas
los pies.
Son días en blanco y negro, sin subtítulos y con un suspiro
en pausa.